La noche que no paró de llover de Laura Castañón

Título original: La noche que no paró de llover (2017)
Autor: Laura Castañón
Saga: -
Género: Narrativa
Editorial: Destino

Traductor: -

Primera edición: Abril de 2017
Nº páginas: 512 páginas

Mi puntuación: ★★★★★

Valeria Santaclara necesita reunir la fuerza necesaria para abrir un sobre cerrado que está en su poder desde hace años y en cuyo exterior alguien ha escrito «El perdón». Para ello, y no por casualidad, acude a la consulta de la psicóloga Laia Vallverdú, quien a través de las sesiones de terapia la ayudará a recomponer el puzle de su existencia desde la infancia acomodada en el Gijón burgués de finales de los años 20, la relación conflictiva con su hermana, las circunstancias históricas de un tiempo convulso, y la culpa que vive en el fondo de su ser y cuya naturaleza última no es capaz de confesarse.

Me enamoré de esta portada en cuanto la vi y el título combinado con la sinopsis terminaron de convencerme a leer este libro. Últimamente ando algo saturada de la literatura juvenil y siento que necesito variar mis lecturas o todas terminarán por parecerme iguales. Y por supuesto no ha sido el caso de este libro, completamente distinto a lo que suelo leer en los últimos tiempo y quizá por eso me ha cautivado de la manera que lo ha hecho.

Valeria Santaclara guarda un sobre cerrado desde hace muchos años. Sigue cerrado porque no se ve con fuerzas para abrirlo y enfrentarse a lo que se dice en el a pesar de estar bastante segura de cuáles son las palabras que le dirigió su hermana pequeña bajo la premisa de "El perdón". Valeria ha vivido mucho, toda la gente de su alrededor que le importaba ha fallecido y siente que su hora está ya muy cercana por lo que recurre a Laia, una psicóloga recién establecida en Gijón, para que la ayude a confesar sus pecados incluso a si misma para ser capaz de leer las palabras de su hermana.

Laia se ha mudado recientemente de Madrid a Gijón para vivir con su pareja Emma. Además de afrontar la convivencia juntas, Laia intentará hacerse un hueco entre los psicólogos de esta ciudad que ni siquiera conoce. Las dos deberán aprender a dejar atrás sus miedos y no caer en los reproches si quieren sacar adelante su relación. 

Por último, pero no menos importante, tenemos a Feli quien se ocupa de limpiar la habitación de Valeria en la residencia. A Feli hace unos años que le arrancaron la mitad del nombre por las malas, hace años que vive entre la desesperación y la infelicidad, intentando robarle algo de tiempo a los días, que pasan lentamente todos prácticamente iguales, conviviendo con su padre, postrado en una silla de ruedas y sin ganas de vivir.

No tengo del todo claro como afrontar esta reseña y no porque el libro me haya gustado poco si no todo lo contrario. Me ha encantado esta historia, como las vidas de las cuatro mujeres se van entrecruzando casi sin que te des cuenta, las conversaciones entre Laia y Valeria (aunque quizá sería mejor decir monólogos de esta última), la convivencia entre Emma y Laia... 

Encontramos distintas formas de narración a lo largo del libro: "conversaciones" (entre comillas porque como digo son más bien monólogos), reflexiones internas de las protagonistas contadas por un narrador omnisciente e incluso aparecen los cuadernos personales de Emma y de Valeria.

Si le puedo sacar alguna pega al libro (y por sacar algo) es la falta de diálogos, pues por más que lees parece que no avanzas pero se debe solo a que la mayoría de páginas ni siquiera tienen un punto y a parte debido a los extensos párrafos.

Valeria Santaclara es un personaje que estoy segura que tendrá más detractores que apoyos. Al poco de empezar sus consultas con Laia tendremos bastante claro cuál era el problema de la anciana con su hermana Gadea, y es que nos lo repite constantemente casi sin darse cuenta: "Yo era la rubia con el pelo liso, ella era morena con el pelo rizado, imposible de peinar", "yo siempre iba limpia, ella siempre sucia", "yo me juntaba con amistades de nuestra clase, ella siempre se salía de su lugar y se juntaba con las hijas de los trabajadores", etc.
Valeria y Gadea provienen de una familia adinerada pues su padre es un importante médico gijonense y este hecho, y solo este, es lo que marcará toda la vida de Valeria. Ella ha sido instruida bajo unas normas muy claras: debe comportarse como una señorita, yendo siempre bien peinada y arreglada, juntarse con gente "de bien" (es decir, los ricos) y casarse con un chico de buena familia, todo ello a costa de su felicidad, claro está. 
En Valeria encontramos un pensamiento completamente extremista: las cosas se hacen bien o mal, están los buenos y los malos, etc. pero el verdadero problema es que esa educación está tan arraigada, tan interiorizada, que ni siquiera se para a pensar en si todo ello es correcto o no. Hay días en que no solo Laia se escandaliza con los comentarios de Valeria, si no que el propio lector se llevará las manos a la cabeza, preguntándose como puede ser que en pleno siglo XXI haya gente que vea las cosas de tal manera. No quiero contaros demasiado para no spoilear pero sabiendo que Valeria vivió los años de la Guerra Civil, creo que os podéis hacer una idea bastante clara de por donde van los tiros.

Laia y Emma han sido dos personajes que también me han gustado, a pesar de que la segunda a veces me parecía demasiado intensa. Sí, creo que intensa es la palabra aunque teniendo en cuenta su relación no creo que las dudas y miedos de ambas sean exagerados. Partimos de que Laia es la primera pareja de Emma que no es hombre así que entiendo que no se sienta segura y, sumándole el carácter caprichoso de Emma (ella misma lo comenta en varias ocasiones) que después abandona a la mínima las cosas, el miedo a que ella también sea algo pasajero es completamente comprensible. Pero el carácter más bien cerrado y taciturno de Laia contra el extrovertido y dicharachero de Emma tampoco casan bien si no hablan entre ellas. 
Hay varios factores más que influyen en que Laia pueda sentirse amenazada y en que Emma tenga miedo de que Laia dude de ella pero cuando pienso en su historia a grandes rasgos se me pone una enorme sonrisa en la cara. Es una de las historias más bonitas que he leído desde hace tiempo y sin necesidad de darle un gran bombo ni nada parecido. La suya es una historia de descubrimientos y de nuevos comienzos.

Feli ha sido un personaje que me ha tenido mosca en la mayor parte del libro pues no entendía del todo bien porque aparecía si no era porque limpiaba las habitaciones de "La Marquesa" (que es Valeria) en la residencia. Poco a poco y gracias a su amor por la escritura y al libro que se plantea escribir con Guille, a quien ha conocido en el taller de escritura, conoceremos más detalles de la vida de Valeria a través de Feli. Y poco a poco, a base de desgranar e investigar en la vida de "La Marquesa" Feli descubrirá que las casualidades sí existen.

En resumen, La noche que no paró de llover es un libro de casualidades, de nuevos comienzos, de superación de pérdidas y aceptación de pecados. Un libro que poco a poco te atrapa y te sumerge en la vida de Valeria y en su forma de pensar, tan particular.