¿Fue él? de Stefan Zweig

Título original: War er es? (1935)
Autor: Stefan Zweig
Saga: -
Género: Relato
Editorial: Acantilado
Traductora: Berta Vias Mahou
Edición: Enero de 2010
Nº páginas: 80 páginas
Mi puntuación: ★★☆☆☆

Dos matrimonios, vecinos en la campiña inglesa, se observan a diario de manera ritual. La narradora –la mujer del matrimonio de mayor edad– nos describe de manera minuciosa la solitud que embarga a la Sra. Limpley, cuyo marido pasa fuera del lecho familiar gran parte del día. Los Limpley, que no tienen hijos, reciben como regalo de sus vecinos un cachorro de Bulldog, al que acabarán concediendo todos los caprichos. Los problemas empezarán con la llegada del largamente anhelado bebé, ya que al perro le serán poco a poco arrebatados todos sus privilegios. Stefan Zweig hace aumentar progresivamente la tensión psicológica de la historia y despliega de manera magistral sus dotes narrativas, especialmente en la descripción de los pensamientos que pasan por la cabeza del animal humillado.

Esta es la tercera ocasión en la que leo a este autor. La novela corta Carta de una desconocida me encantó (tanto que me gustaría releerla algún día para hablaros un poco más de ella) en cambio con el relato Las hermanas no supe congeniar. En esta ocasión, gracias al reto 2017 Un año muy perro que organiza Amylois me he decidido a leer este otro relato del autor al que hacía tiempo que le tenía echado el ojo y que me ha dejado muy confusa. Por un lado me ha encantado la forma en la que están retratados los celos y la venganza pero no me ha gustado nada el personaje escogido para manifestar estos sentimientos. De echo, me ha molestado bastante y, después de varios días tras finalizar la lectura y dándole muchas vueltas a que nota ponerle, mi opinión es la que sigue.

Un matrimonio ya jubilado se retira a vivir junto a un canal y pocos años después tendrán como vecinos una joven pareja un tanto peculiar, los Limpley. El carácter más bien callado y moderado de la mujer destaca frente a la atención obsesiva que su marido le dedica a todo. El matrimonio mayor regalará un cachorro bulldog a los Limpley con la intención de que la mujer no esté todo el día sola puesto que, por más que lo han intentado, los Limpley no han sido capaces de ser padres. Sin embargo, será el marido quien se vuelque en el perro de manera obsesiva, obteniendo un perro orgulloso y mandón como resultado

La historia nos la cuenta la mujer del matrimonio mayor, quien de entrada ya nos da a entender que acabó ocurriendo una desgracia y que ella tiene bastante claro quien fue el ejecutor de dicha desgracia. A partir de aquí, nos irá relatando como conocieron a sus vecinos, como les ofrecieron el perro y como vivió ella la crianza del perro y todo lo que ocurrió a posteriori. Queda claro que a la narradora no le caen bien ni el perro ni su dueño. A mi no me cae bien ella. 

Si bien es cierto que Zweig ha sabido retratar los celos obsesivos y las ansias de venganza a la perfección, me molesta en sobremanera como ha humanizado a Ponto, el perro de esta historia para poder encuadrarle dichos sentimientos. La historia es buena pero en cuanto me paro a pensar que el malo de la historia es un perro, se viene abajo por entero. Me es imposible concebir que un perro pueda ser capaz de razonar y maquinar como lo hace Ponto.

Por otro lado, si alguno de vosotros tiene pensado adoptar un perro leed este libro para descubrir todo lo que NO hay que hacer. Veremos a Limpley mimar al cachorro en sobremanera, dejándole vía libre para creerse el dueño y señor del hogar. Cuando el perro ya es adulto, se niega a comer por capricho, para que su amo se siente con el y le ofrezca la comida. Por poner un ejemplo porque realmente creo que Limpley no da ni una.
¿Que en cuanto esto cambia de golpe y porrazo el perro se siente abandonado y no entiende el porqué? Seguro, pero dudo que la historia realmente tomara el rumbo que toma esta.

Me he hartado de ver buenas críticas hacia esta historia, por como el autor ha plasmado los sentimientos mencionados con anterioridad y, si bien eso es cierto, me sorprende que nadie se pare a comentar la clara estupidez humana que también llena la historia. Me he indignado leyendo este relato en varias ocasiones, supongo que el tener perros en casa ha influido en ello. Ni siquiera saber que cuando este relato fue escrito se tenía mucha menos información sobre el comportamiento perruno ha conseguido consolarme.

Es la segunda decepción que tengo con este autor. Mientras que seguiré recomendando Carta de una desconocida siempre que pueda, no puedo decir lo mismo de esta historia. No he conectado ni con la narradora ni con la historia que ha conseguido sacarme de quicio.