Calendar Girl 1 de Audrey Carlan

Título original: Calendar Girl: January, February, March (2015)
Autora: Audrey Carlan
Saga: Calendar Girl #1/4
Género: Erótica
Editorial: Planeta
Traductoras: Vicky Charques y Marisa Rodríguez
Edición: Junio de 2016
Nº páginas: 432 páginas
Mi puntuación: ★★☆☆☆

Mia necesita dinero. Mucho dinero. Para ser exactos un millón de dólares. Y además tiene poco tiempo. La vida de su padre está en juego y ella solo tiene un año para saldar sus deudas. Para ello deberá aceptar un encargo que nunca antes habría imaginado…. Durante todo un año Mia acompañará a lo largo de un mes a un hombre distinto y así conocerá el lujo, diferentes estilos de vida, viajará por muchas ciudades, vivirá experiencias sexuales increíbles... Y hasta puede que conozca al hombre de su vida.

A Mia se le plantea una situación un tanto complicada y digna del argumento de una telenovela: su padre se ha endeudado con un prestamista que, a modo de escarmiento, ha mandado darle una paliza que lo ha dejado en coma. Mia se ve obligada a devolver 1 millón de dólares si no quiere que su ex, el prestamista en cuestión, termine por matar a su padre y la opción más rápida que se le ocurre es ponerse a trabajar con su tía, que dirige una agencia de escorts.

Mentiría si dijera que este libro me ha gustado. Pese a que el argumento me parecía original y a la vez distinto a esa otra historia que empezó a publicarse casi a la vez que esta, me ha decepcionado bastante por dónde se está encaminando la historia de Mia. 
De entrada estoy en un punto en el que no se qué esperar del género erótico y si hago un repaso a mis lecturas de los últimos tiempos me doy cuenta de que tenemos el love is in the air demasiado interiorizado. Tanto escritores como editoriales como lectores. Y es que parece que una historia no puede ser buena si no tiene una historia romántica de por medio o un mínimo atisbo de ella. ¿De verdad es tan descabellado pensar que una historia no necesita amor? Pues parece que si.

Entrando en materia en lo que es el libro propiamente dicho, tengo muy claro qué (o quién) no me ha gustado y para poder explicarme bien y justificar mi opinión, me veo obligada a desvelar ciertas partes de la trama así que, si no habéis leído el libro y tenéis intención de hacerlo os recomiendo dejar de leer aquí puesto que la reseña tiene SPOILER.

Mi gran problema en este libro es Mia. Mia y sus circunstancias, Mia y sus decisiones y Mia y sus contradicciones. Porque sí, Mia se contradice a base de bien (o directamente es bipolar, no termino de tenerlo claro) y ha sido un personaje que a cada mes que pasaba se me hacía más cuesta arriba leer y he aquí los porqué:

Sabemos que Mia ha tenido un pasado complicado, su madre los abandonó cuando Mia tenía 10 años y su hermana pequeña solo 5 y la misma Mia remarca varias veces que a partir de entonces su padre cambió completamente, aficionándose a la bebida y al juego y que fue ella la que sacó adelante a la familia. Todo esto es necesario para que entendamos el porqué Mia se cree en la obligación de sacar a su padre del nuevo apuro en el que se ha metido. Que el mafioso sea el ex de Mia por lo visto no tiene nada que ver con esta decisión.

Tampoco me ha cuadrado el carácter de Mia con lo que yo esperaba de alguien que tomó las riendas de una casa a tan tierna edad. Esperaba a alguien más calmado, sensato y que piensa bien las cosas antes de actuar pero en Mia he encontrado todo lo contrario. Su manera de ser me ha recordado más a la de una niña malcriada y sus desplantes y berrinches varios me han sacado de mis casillas a menudo. Teniendo en cuenta que tiene un contrato bastante estricto donde se le especifica todo lo que puede hacer y lo que no para contentar al cliente y que ella debe conservar ese trabajo para mantener a su familia con vida, cualquiera pensaría que haría lo imposible por no contradecir o molestar a los clientes. Pues parece que a ella eso le da igual.

De este punto saltamos a su contrato de trabajo que contiene una cláusula que viene siendo el meollo del asunto. Cuando su tía le explica los requisitos del trabajo, lo que puede hacer y lo que no (que total, Mia se lo salta todo) y lo que se espera de ella, le comenta como de pasada que existe la opción de mantener relaciones sexuales con los clientes y que eso le supondría un 20% más de sueldo extra que sería suyo en su totalidad y aquí es cuando Mia se lleva las manos a la cabeza y niega por activa y por pasiva que ella esté dispuesta a hacer eso. 
Esta parte en concreto supongo que va mucho a gustos o a la mentalidad de cada uno pero os digo lo que yo opino: estoy ante un libro de erótica con una protagonista en una situación bastante extrema y que necesita dinero y lo necesita cuanto antes mejor. Que ella se hubiera planteado, o incluso decidido, el hacer uso de esa cláusula siempre que fuera posible y saldar su deuda cuanto antes, me habría parecido estupendo y habría sabido a qué me enfrentaba al seguir con la lectura. Pero está claro que Audrey Carlan no tenía en mente facilitarme dicha lectura. Así que paso a explicaros rápidamente los tres chicos que conoce Mia a lo largo de este primer libro y estoy segura de que más pronto que tarde entenderéis el porqué no me ha gustado el libro.

Wes es un guionista de cine bastante conocido que necesita de los servicios de Mia para que en los eventos sociales mantenga alejadas a las chicas que solo quieren meterse en su cama de modo que él pueda hacer los contactos necesarios para su trabajo y charlar tranquilamente con ellos. Por supuesto, Wes está buenísimo y Mia no duda en meterse en su cama la primera noche. Sí, habéis leído bien: la primera noche.
Terminando el mes de Wes, Mia tiene miedo de estar enamorándose de el y yo no acabo de tener claro el porqué puesto que yo solo he visto sexo, sexo y más sexo. Y un día bonito que pasan juntos. Y en el que también hay sexo, por supuesto.

El chico de febrero es un famoso pintor llamado Alec que contrata a Mia como musa, que por supuesto también está buenísimo y que me ha caído realmente mal por lo manipulador que me ha parecido. Si le sumamos lo mal que me cae Mia y que esta se deja manipular, tenemos un mes redondo. 
A la semana de estar ahí y viendo que Alec no tiene en mente ponerle un solo dedo encima, Mia le monta una escena frente a todos sus trabajadores y se marcha indignada del estudio. Sí, la chica que se negaba en rotundo a acostarse con sus clientes se enfada con Alec porque parece que le importa más el trabajo que acostarse con ella. 
Como veis, Mia es muy coherente con sus decisiones y actos pero es que aún mejora cuando su tía la llama al final del segundo mes y le dice que tanto Wes como Alec le han ingresado en su cuenta el 20% extra por el sexo. La reacción de Mia es montarle una nueva escena a Wes y otra a Alec por haberle pagado lo que estaba estipulado por contrato, algo que ellos le hacen ver muy amablemente y le aconsejan que, si no quiere cobrar por el sexo, elimine esa cláusula del contrato. 
Ahora no, ahora sí, ahora porque me has pagado si yo lo he hecho porque quiero... tanto cambio en la protagonista me ha mareado e incluso molestado, no entiendo porque se preocupa tanto por lo que puedan pensar de ella cuando está claro que tiene cosas mucho más importantes de las que preocuparse.

En marzo conocemos a Tony, heredero de una importante cadena de restaurantes italianos que contrata a Mia por un motivo bastante cliché: Tony mantiene una relación con un antiguo compañero de universidad desde hace muchos años pero quiere que Mia se haga pasar por su prometida ya que le da miedo la reacción de su familia y de la opinión pública si se descubre que es homosexual. No deja de llamarme la atención el que Tony lleve años viviendo y trabajando con su pareja pero nadie de la familia sospeche absolutamente nada. 
En este mes en parte me ha gustado Mia, por lo mucho que se encariña con Tony y su pareja y por como intenta ayudarlos a salir de ese punto muerto en el que se encuentra su relación. Puede que os pase como a mí y os engañéis pensando que en este mes no hay sexo dada la orientación sexual de Tony pero debéis saber que Wes escoge este mes para reaparecer. Algo que si soy sincera agradecí ya que habíamos llegado al punto en que un simple roce de un camarero le provocaba una sacudida eléctrica que ya querría Endesa.
Temas sexuales a parte, no ha terminado de convencerme como se ha resuelto la situación de Tony y su pareja. Después de esconder su amor durante años y llegar al punto de contratar a una escort para engañar a la familia y que lo dejen un poco tranquilo, no deja de sorprenderme que en cuanto Tony se decide y escoge a su amor por encima de todo lo demás, su familia los apoye completamente e incluso ideen soluciones para el posible acoso mediático. Es el típico caso de perro ladrador, poco mordedor; la idea que empieza medio bien o medio interesante y al final se reduce a nada.

Ha habido pocos detalles que me hayan gustado de este libro: la relación de Mia con su mejor amiga y su hermana pequeña (que a la vista está que queda eclipsada por todo lo demás puesto que he olvidado sus nombres) o el tema de la mafia que espero que de más de si en los próximos libros. Porque sí, tengo en mente seguir leyendo esta saga y no porque me guste pasarlo mal si no por la sencilla razón de que tengo el segundo libro en mi estantería. También porque el tercer tomo es el que me tiene realmente el alma en vilo puesto que por las opiniones que he ido viendo, a quien le han gustado los dos primeros libros ha odiado el tercero y viceversa y claro, si llego al tercero ya que estoy puesta termino la saga. 

En resumen, Calendar Girl es un libro que recomendaría exclusivamente a las amantes de erótica pero recomendando ser pacientes con la protagonista. Grandes dosis de sexo, problemas con la mafia y protagonista contradictoria en exceso, eso ha sido para mí este libro.