Chica uno de Abigail Dean

Título original: Girl A (2021)

Autora: Abigail Dean
Saga: -
Género: Thriller psicológico
Editorial: Ediciones B
Traductora: Antonia Martín
Edición: Junio de 2021
Nº páginas: 432 páginas
Mi puntuación: ★★★☆☆

«No me conocéis, aunque habréis visto mi cara. En los primeros retratos machacaron con píxeles nuestra imagen hasta la cintura; incluso nuestro pelo era demasiado característico para mostrarlo. Sin embargo, cuando la noticia y sus guardianes perdieron interés, resultó fácil localizarnos en los recovecos más sombríos de internet.»

Alexandra, una exitosa abogada afincada en Nueva York, recibe la noticia de que su madre, muerta en la cárcel, la ha nombrado albacea de su testamento. Aunque nadie en su entorno lo sabe, la protagonista fue años atrás la Chica Uno, la única que logró escapar para pedir ayuda de la casa de los horrores donde sus padres tenían prisioneros a sus seis hijos. Ahora, Alexandra deberá ponerse en contacto con sus hermanos, cada uno de los cuales ha crecido con una familia adoptiva diferente, incluido su extraño hermano Ethan, que ha convertido en un lucrativo negocio de conferencias la pesadilla que vivieron de niños.

    Estaba totalmente dispuesta a romper la spooky season del blog (que ya va siendo hora) publicando la reseña del siguiente libro de Bridgerton, pero finalmente me ha dado pereza y seguimos con Chica uno, un libro que me atrajo más por lo que podría haber sido que por lo que ha resultado finalmente. 

    Alexandra recibe una llamada que no esperaba: su madre, quien ha muerto en la cárcel, la ha nombrado albacea de su herencia, por lo que deberá ponerse en contacto con todos su hermanos para decidir qué hacen con la casa de su infancia, aquella donde sus padres los tuvieron prisioneros y casi los matan de hambre. Porque poca gente lo sabe, pero Alexandra es la chica uno, la que consiguió escapar de la casa del horror para pedir ayuda.

    La verdad, no sé qué me había imaginado al leer la sinopsis, pero este libro no ha sido para nada lo que esperaba. Desde el momento en que Alexandra sale de la reunión consciente de que tiene que contactar con todos sus hermanos, la narración va alternando partes del pasado con lo que ocurre en el presente y, poco a poco, vamos viendo de primera mano las relaciones entre hermanos, las pequeñas rencillas entre ellos que han perdurado con el paso de los años.

    Sin explayarse en las partes macabras (algo que también se agradece), la autora nos va desgranando el ascenso a la locura del patriarca, como poco a poco sus hijos vieron como su libertad y privilegios se iban reduciendo, primero de manera paulatina y después drásticamente. De esta forma iremos entendiendo el por qué de ciertas desavenencias y cómo ha calado el trato que recibieron por parte de sus padres en cada uno. 

    Lo mejor del libro sin duda es la evolución de Alexandra, como la muerte de su madre, el verse cara a cara con sus hermanos y poder hacer algo bueno con la casa de los horrores, obran maravillas en ella, obligándola a enfrentarse finalmente con lo que ocurrió, en lugar de esconderse tras un tinte. De todos los hermanos creo que es la más coherente o al menos la que me ha resultado más fácil de comprender tanto entonces como ahora.

    Mis dos grandes problemas con esta historia han sido en primer lugar que el libro me ha resultado bastante predecible en ciertas partes, siendo una de ellas el gran giro final, que lo vi venir casi desde el principio y en segundo lugar y precisamente porque es predecible, la historia del presente no despertó en mi mucho interés, me resultó mucho más interesante la parte del pasado, sobre todo la bajada a los infiernos por parte del padre.

    Ha llegado un punto en el que mi mente asocia este tipo de historias con alguna forma de fanatismo religioso y, al menos en este caso, no iba muy equivocada pues el padre poco a poco se va juntando más con un pastor y resulta curioso, porque gran parte de los problemas de esta familia empiezan justamente por sus creencias religiosas y se van acrecentando a base de paranoia, dejándonos con algunas escenas surrealistas (como cuando el padre se pregunta si el primer hijo nacido en el hospital en lugar de en casa es realmente el suyo pues no deja de llorar, a pesar de que ese lloro tiene una explicación mucho más simple).

    Esta historia empieza con unos padres negándose a usar métodos anticonceptivos pese a estar más que claro que no tienen los recursos suficientes para sacar adelante a más hijos, por lo que el padre empezará a restringirles ciertos privilegios, reduciéndolos primero y eliminándolos por completo después. Es desesperanzador como Alexandra sitúa ciertas escenas en el tiempo basándose en la costra de suciedad que recubría su cuerpo.

    Lo que tampoco me ha convencido demasiado es la vida que llevan los hermanos en el presente; me ha costado especialmente entender que Ethan haya hecho negocio a partir de lo que vivieron, en gran parte porque él ni siquiera fue el más afectado, por no hablar de otra hermana que parece odiar a Alexandra por haber pedido ayuda, aunque con ella se podría aplicar el a donde fueres, haz lo que vieres. 

    Uno de los personajes que me ha resultado más interesante ha sido la madre, pero más por el debate que crea que por el personaje en si: Alexandra nos perfila claramente el perfil de una mujer que cada vez está menos de acuerdo con los actos del padre, pero aún y así no solo los permite, si no que no hace nada para ayudarles sino que se limita a permanecer impasible mientras ellos languidecen poco a poco encadenados.

Chica uno ha sido una historia que no ha terminado de convencerme de igual forma en sus dos líneas temporales. Ha sido interesante ver como el padre se volvía loco poco a poco, pero incluso con eso tengo la impresión de que me falta algo.