Los ritos del agua de Eva G.ª Sáenz de Urturi

Título original: Los ritos del agua (2017)
Autora: Eva Gª Sáenz de Urturi 
Saga: Trilogía de la Ciudad Blanca #2/3
Género: Novela negra
Editorial: Planeta
Traductor: -
Edición: Julio de 2017
Nº páginas: 448 páginas
Mi puntuación: ★★★★☆

Ana Belén Liaño, la primera novia de Kraken, aparece asesinada. La mujer estaba embarazada y fue ejecutada según un ritual de hace 2600 años: quemada, colgada y sumergida en un caldero de la Edad del Bronce. 
1992. Unai y sus tres mejores amigos trabajan en la reconstrucción de un poblado cántabro. Allí conocen a una enigmática dibujante de cómics, a la que los cuatro consideran su primer amor. 
2016. Kraken debe detener a un asesino que imita los Ritos del Agua en lugares sagrados del País Vasco y Cantabria cuyas víctimas son personas que esperan un hijo. La subcomisaria Díaz de Salvatierra está embarazada, pero sobre la paternidad se cierne una duda de terribles consecuencias. Si Kraken es el padre, se convertirá en uno más de la lista de amenazados por los Ritos del Agua.

Tras lo mucho que me gustó el primer libro (reseña) estaba claro que no iba a tardar demasiado en ponerme con este segundo que sí, también me ha encantado a pesar de le he dado aún menos nota que al primero por algo que os comentaré más adelante. 

El resumen contiene SPOILER del primer libro. Pocos meses después de lo acontecido en el primer libro, Unai se ha retirado a Villaverde a lamerse sus heridas y no está llevando muy bien la recuperación de la lesión que arrastra del caso anterior. Estíbaliz lo llama para que se persone en el lugar de un crimen como perito, en parte porque cree que se enfrentan a un nuevo serial y en parte porque la víctima, que ha aparecido colgada de los pies y con la cabeza sumergida en un caldero, fue la primera novia de Unai. Y así empezamos un nuevo recorrido por los lugares históricos de Cantabria y el País Vasco, esta vez en busca del asesino de la Triple Muerte. Fin de los SPOILER del primer libro.

La ambientación de estos libros es una maravilla, la autora nos instruye sobre lugares históricos tanto del País Vasco y Cantabria camuflandolos perfectamente en el hilo de la historia y sin llegar a aburrirnos. Además se incluye un mapa de Vitoria donde tenemos marcados todos los lugares que visitará el protagonista, ya sea su propia casa o la de Estíbaliz, etc. Esto hace que podamos seguir sus pasos perfectamente y sé que si alguna vez visito Vitoria visitaré esas calles y algunos de los lugares que aparecen en los libros.

La historia del primer libro me encantó, pero quizá me pareció algo más típica. Lo del inocente que pasa varios años en prisión y justo antes de salir vuelven a empezar los asesinatos por los que lo condenaron, lo hemos visto en otros libros o películas, pero, aún y así, la autora consigue darle ese toque único al incluir al gemelo que es quien lo entrega a las autoridades y toda la trama del pasado. 
Creo que no recuerdo ningún libro en el que la historia se parezca lo suficiente a la de este segundo... y es mucho más oscura y retorcida que la del anterior. De nuevo tendremos dos líneas temporales, la del presente con la búsqueda del asesino de las Triple Muerte y otra en la que retrocedemos a 1992, a la adolescencia de Unai y lo acompañamos a él y a tres amigos suyos a un campamento de verano donde conocerán a Ana Belén Liaño y a Saúl y Rebeca Tovar.

Rebeca Tovar es la parte clave de esta historia, la niña a la que conocemos en el campamento, que parece atemorizada por algo a lo que los chicos de la cuadrilla no dan crédito pues saben que ha tenido problemas psicológicos... tras el descubrimiento del cadáver de Annabel Lee, los investigadores pronto descubren que Rebeca Tovar murió prácticamente de la misma manera años atrás o al menos eso demuestran las fotos que un diario alavés entregó a la policia, pues el cuerpo de la niña nunca se encontró. Eso hará que Unai vaya recordando poco a poco el campamento, explicándonos como Annabel Lee por poco no se lleva por delante a su cuadrilla y, en medio de todos esos recuerdos, veremos todos esos pedazos de historia que a él se le pasaron por alto, todos los momentos en los que una niña atemorizada intentaba pedir ayuda. 

La autora tiene maña a la hora de marear la perdiz y dejarnos sin saber que creer o al menos conmigo lo ha conseguido por segunda vez. En cuanto creía que ya tenía claro qué había ocurrido realmente, soltaba algún dato relevante que cambiaba por completo mi perspectiva y vuelta a empezar. Así sí que uno se cree que los investigadores no den palo al agua y eso que a falta de 100 páginas yo ya lo tenía tan claro que me estaba desesperando que Unai no se diera cuenta de lo que tenía delante de los morros. Porque es que lo tenía delante de los morros, literal.

En el libro anterior no lo mencioné, pero quiero hacer hincapié en uno de los secundarios que consigue robarse el protagonismo cada vez que aparece: el abuelo. Ha sido la figura paterna y materna que han conocido Unai y su hermano Germán, lleva toda la vida dándoles las armas necesarias para defenderse ante la vida y ahora, cerca de los cien años, sigue como si nada, dando los mejores consejos y remedios caseros, ayudando a sus nietos a afrontar las adversidades. El abuelo es un personaje que poco a poco conquista, siempre está ahí en los momentos clave, dispuesto a subir a un monte y enfrentarse a un asesino si hace falta. 

Al primer libro no le di la nota máxima por el romance, me pareció demasiado apresurado y caótico, exactamente lo mismo que en este libro por lo que de nuevo le he restado medio punto... pero esta vez le he restado más por ser parte de una trilogía. Voy a ver si consigo hacerme entender: dejando a un lado el romance, para mí esta historia es perfecta siempre y cuando la trate como un libro autoconclusivo. Si pienso en ella en conjunto con el primer libro... tanta casualidad me chirría por lo que le he restado medio punto más. 

Pese a un par de detalles que no me convencen, sigo recomendando esta trilogía, sobre todo si os cuesta animaros con este género pues es exactamente lo que me pasa a mí y los libros de esta mujer me los estoy bebiendo. Y ahora a por Los señores del tiempo.