La danza de los tulipanes de Ibon Martín

Título original: La danza de los tulipanes (2019)
Autor: Ibon Martín
Saga: -
Género: Novela negra
Editorial: Plaza & Janés
Traductor: -
Edición: Septiembre de 2019
Nº páginas: 496 páginas
Precio: 18,90€

La periodista más popular de Gernika es arrollada por el tren que cubre la línea de Urdaibai. La víctima ha sido fijada a la vía con un delicado tulipán entre sus manos. La flor, de un intenso y brillante rojo, es tan hermosa como difícil de encontrar en pleno otoño. La escena, cuidadosamente preparada, ha sido retransmitida en directo a través de Facebook.

La danza de los tulipanes nos sumerge en la ría de Urdaibai, un lugar mágico donde el mar y la tierra se abrazan al compás de las mareas que mecen las tranquilas vidas de sus habitantes, que se ven repentinamente sacudidas por la brutal irrupción de un asesino complejo e inteligente, capaz de rivalizar con los ritmos de la naturaleza que desde siempre han gobernado la comarca.

Tras este breve parón por obligación vuelvo con mi opinión de la última publicación de un autor al que le tenía ganas desde hace mucho tiempo, desde que vi una reseña de La fábrica de las sombras, libro que pertenece a la saga Los crímenes del faro, pero es lo de siempre, hay tanto que quiero leer que muchos se me van quedando en el listado. 

Una conocida periodista de Gernika es arrollada por un tren y el asesinato retransmitido en directo en Facebook, por lo que rápidamente se formará la UEHI (Unidad Especial de Homicidios de Impacto), una unidad formada por agentes especializados en crímenes múltiples o de fuerte repercusión mediática y Ane Cestero, pese a su juventud, estará al mando de esta. Así tendremos una historia en la que los agentes tendrán que ir contrarreloj para atrapar al asesino del tulipán a la vez que intentan dejar de lado sus rencillas y problemas personales.

Algo que me ha llamado mucho la atención al consultar las sinopsis de las otras publicaciones del autor es que algunos de los personajes que aparecen en este libro, Ane Cestero entre ellos, ya aparecían en Los crímenes del faro y, aunque la editorial no lo especifica en ningún lado y realmente las historias no parece que estén conectadas entre si, ocurre lo mismo que en otras sagas de novela negra: este libro desvela detalles importantes de las vidas de algunos personajes. Así que, si os gusta poder seguir el hilo sin desvelaros nada, os recomiendo leer primero los cuatro libros de Los crímenes del faro.

Ane Cestero como protagonista no me ha disgustado, pero tampoco me ha encantado. Lo he dicho mil veces, este tipo de novelas me cuestan un poco por tener siempre el cliché de inspector torturado y dado al alcohol que ha perdido a algún ser querido. Ane no termina de encajar en este papel pero tampoco se desmarca del todo, está claro que el tener un padre maltratador la ha marcado y eso la hace muy irascible, llegando a traspasar líneas muy rápidamente.
Lo que sí me ha gustado es la UEHI al completo: con Aitor, el compañero habitual de Cestero, que siempre consigue frenarla a tiempo; Julia, una policía de Gernika con muy buenas referencias que rápidamente cobra más importancia en la historia y, por último, Txema, recién reincorporado desde la Interpol será quién más dolores de cabeza le de a Ane. Los cuatro agentes se complementan bien entre sí, incluso Txema, pese a sus constantes quejas, demostrará que su lugar es merecido.

De la historia remarco varios puntos que para mí son muy importantes: he estado dudando entre varios sospechosos a lo largo de casi todo el libro. En realidad me decidí por uno poco antes de que el autor descartara al otro y, aún y con esas, no lo tenía del todo claro porque Ibon aún tarda unos capítulos en desvelar definitivamente la identidad. 
Algo que también me gusta mucho en este tipo de historias es que los agentes anden dando palos de ciego. Soy consciente de que no debe ser fácil, pero me gusta que la historia suene real; me aburro cuando todo se resuelve muy rápido, casi por inspiración divina, pero tampoco me gustaría que los agentes que se supone que tienen que velar por nuestro bienestar parezcan idiotas y en mi humilde opinión Ibon Martín ha logrado el equilibrio casi perfecto en este libro (digo casi porque hay cierta pista que yo hacía rato la tenía clara y en cambio a Ane y su equipo les cuesta horrores darse cuenta).
También me ha gustado ver como las pistas los llevaban por derroteros que no parecían no tener nada que ver para luego llevarnos la sorpresa, pero, sobre todo, la inteligencia y paciencia del asesino, a quien casi le cogemos un poco de cariño al leer esas partes en las que él era pequeño.

Tenía muchas esperanzas en este libro y al final me ha gustado incluso más de lo que ya esperaba. Tengo claro que lo siguiente que leeré de este autor será El faro del silencio y confío en poder hacerlo pronto porque esa saga consta de cuatro libros y tiene pinta de que vamos a volver a ver a la UEHI en acción.